Tiempo al tiempo



Demasiadas veces, la lentitud viene asociada con valores negativos. Torpeza, desinterés, etc., son dimensiones que no recogen los efectos beneficiosos de una actitud pausada, bien razonada y segura.
 
Las decisiones importantes no siempre deben tomarse al azar, impulsivamente, eso lo sabemos todos. Resulta difícil creer que llevar a cabo más de una actividad a la vez pueda deparar resultados positivos; más bien mediocridad en los distintos escenarios. 

Asimismo, no siempre la inactividad es sinónimo de vacío. La actitud contemplativa nos integra en el medio y puede ser el refugio de ideas brillantes que nos ayuden positivamente en nuestro proceder. 

El movimiento Slow quiere dar herramientas a los individuos para que sus existencias no sean una mera sucesión de escenarios encadenados, desprovistos de emociones.

En definitiva, el movimiento Slow es una fuente de placer, útil para alejarse de una vida estandarizada regida por el minutero de nuestro reloj de pulsera, sometida por una velocidad que erradica nuestra capacidad para disfrutar del momento esperado cuando este por fin asoma.



No siempre lentitud es sinónimo de pereza. Lentitud es pensar, reflaxionar, meditar y realizar una accíon plena y consciente

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